Ariel Kusiak

De padres misioneros (Carlos y Zulma), descendiente de inmigrantes polacos y húngaros. Nací en el siglo pasado, un martes 17 de enero de 1984 en Godoy Cruz, provincia de Mendoza. Mi infancia transcurrió, en la localidad de San Ignacio, provincia de Misiones, Argentina. Actualmente, resido junto a mi familia en Jardín América.

Mi familia

   Etimología y vínculo afectivo de una familia narrada en sus nombres

En esta familia, cada nombre es más que una elección: es una herencia de sentido, una promesa afectiva, un puente entre culturas, historias y creencias.

Romina Noemí, madre y esposa, lleva en su nombre dos raíces poderosas: Romina, derivado del latín Romanus, significa "mujer romana", evocando la fortaleza, la herencia cultural y espiritual de la antigua Roma. También se le atribuye el sentido de "la sublime" o "de la tierra de los cristianos", lo que la vincula con la fe y la elevación espiritual. Noemí, de origen hebreo (Noʻomi), significa "mi delicia" o "mi alegría". Es el nombre de una figura bíblica símbolo de fidelidad, dulzura y consuelo, que inspira amor y confianza familiar. Romina Noemí encarna así la sabiduría serena, la alegría maternal y la firmeza amorosa que sostiene el hogar.

Carlos Ariel, esposo y padre, une en su identidad dos nombres que reflejan fuerza y espiritualidad. Carlos, del germánico Karl, significa "hombre libre", asociado a reyes y líderes justos como Carlomagno. Representa la capacidad de decidir, de proteger y de caminar con integridad. Ariel, del hebreo Ari-El, significa "león de Dios", y simboliza la valentía sagrada, la protección firme y el compromiso con lo trascendente. En él habita la figura del guardián valiente que ama y defiende con ternura a su familia.

Eneas José, su hijo, es portador de un nombre heroico y otro lleno de esperanza. Eneas, nombre del héroe troyano que fundó el linaje romano, significa "el alabado" o "el formidable", y transmite la idea de alguien destinado a grandes cosas, con un corazón fuerte y piadoso. José, del hebreo Yōsēf, significa "Dios añadirá" y se asocia con la bendición, la providencia y el cumplimiento de los anhelos. Así, Eneas José representa el fruto del amor, la esperanza del futuro, y la suma de dos legados: la fortaleza de la historia y la ternura de lo divino.

Juntos, sus nombres tejen una historia compartida: la de un amor firme y espiritual (Carlos Ariel), una presencia materna sabia y alegre (Romina Noemí) y un hijo que encarna las aspiraciones de ambos (Eneas José). Cada nombre es un relato, y en su conjunto son una familia cuya identidad se honra también en la palabra pronunciada con amor. Porque en esta casa, cada vez que se dice un nombre, se está contando una historia de pertenencia, de propósito, y de afecto profundo.